“Sociedad de animales”. Extraído de: Lévi-Strauss, Claude (1964) El pensamiento salvaje. México, Madrid: Fondo de Cultura Económica. Pp. 128-29. Ilustración: Gangel, Metz. Caricatures. Paris: Musée National des Arts et Traditions Populaires, Cat. N08 50-39-2583.

“El Tono existe”, me dicen a mí, que como antropóloga forastera en tierra ajena he aprendido que “hay que creer en las fieras” (Martin 2021, 70). Que es bien poco lo que sabemos de la vitalidad del mundo, de sus seres y sus potencias y que, por tanto, no podemos admitir la estratagema de una “complaciente suspensión de la incredulidad” (Ingold 2020, 23) que nos pinta de fábulas y urdimbres simbólicas las complejas socialidades que no comprendemos.

Una de esas socialidades expansivas es el tonalismo (cf. Aguirre Beltrán 1958; Añorve 2011, 2020; García Berrum 2023; Quecha 2020). En la Costa Chica, región del Pacífico mexicano, se refiere al enredo vital, de por vida y hasta la muerte entre un humano y un animal alter-humano, quienes devendrán gemelos, tonos hermanados en destino. En el caso de los pueblos afrodescendientes de la zona, esta vinculación vital se da cuando una persona humana tiene pocos meses de nacida y, antes de ser bautizada, es llevada por parientes suyos a un cruce de caminos. Allí aguardarán a que la criatura sea tocada, deliberadamente, por quien será su par-tonal: vaca, toro mesteño (sin domar), sapo, onzoleón, jaguar, lagarto (cocodrilo).

Cocodrilo en Playa Ventanilla, Costa Chica, Oaxaca, luego del paso del huracán John. Fotografía de Marcos Escamilla.

En ese momento de contacto y de proximidad interespecífica, el animal se convertirá en su doble, “prohijándolo gemelo suyo para siempre, hasta el fin de su vida, que implicará también—¿simultáneamente?—la muerte del otro, y viceversa” (Añorve 2011, 223). Es decir, que todo lo que ocurra en el cuerpo de uno pasará en el cuerpo del otro, sin saber “quién de los dos duerme en la madriguera de su doble” (Martin 2021, 32). Lo interespecie se convierte en transespecie: uno y otro compartirán vulnerabilidades, fortalezas, penurias y venturas. Hasta el fin de sus vidas.

De acuerdo con los relatos de las personas afrocosteñas, no todas tienen un par animal. Y si lo tienen, no suelen admitirlo ni revelarlo frente a extrañas. Muchas veces, el secreto se guarda por temor al daño, al estigma social, a que se descubra el misterio de la identidad del par animal, lo que pone en peligro la vida de ambos. Otras veces se elude el tema debido a la asociación del tonalismo con lo “diabólico” (Quecha 2020).

¿Cómo es vivida esta relación transespecífica? Aunque pueda haber un descreimiento fingido, la realidad de la existencia de los tonos no se niega y, más aún, se confirma en las múltiples anécdotas e historias que relatan las personas—relatos suyos o ajenos—que dislocan las concepciones de lo posible y lo probable, hilvanando el convencimiento en la materialidad de la relación tonal. Una de esas historias fue protagonizada por Amelia, quien residía a un par de casas de donde yo me quedaba, en un pueblo del lado oaxaqueño de la costa, en 2017. En ese entonces, vi a la mujer con muletas y vendajes en una de sus piernas y pregunté a la familia con quien yo vivía si sabían qué le había ocurrido. “Le dieron a su tono”, me dijeron. “Tiene una herida fea, como de un balazo, le pasó así de la nada en la noche. Al otro día, su marido salió a pescar y por allá vio al lagarto cojeando de la misma pata. Ahí se supo: es lagarta”.

Además del infortunio, hay quienes comparten apariencia y habilidades con su tono: gran tamaño y una fuerza física sobresaliente, si es toro; ojos grandes y saltones, si es sapo; fiereza, agilidad y habilidades extraordinarias para nadar y pescar, si es en tono de lagarto. Hay quienes no descartan la existencia de una comunidad secreta de tonos, una sociedad “integrada por hombres y mujeres, animales-humanos, solidarios entre sí, conocedores de fuerzas animales y humanas, naturales y sociales. Ambiguos” (Añorve 2011, 224). Pero también integrada por una comunidad de animales alter-humanos-tonos, viviendo en la espesura del monte en manadas multiespecíficas. Vidas y existencias paralelas anudadas por un finísimo hilo que se tensa y se relaja al ritmo de la palpitación de sus mundos.

Este vínculo vital transespecífico es, al unísono, una relación de interdependencia. Se dice que no todas las personas humanas conocen la identidad de su par, pero hay quienes sí lo reconocen y se saben reconocidas por él. Y en este reconocimiento se cuidarán mutuamente: si uno pierde la vida, el otro enfrentará la misma suerte, “porque es requisito que [se] sufra[n] en su propia carne” (Aguirre Beltrán 1958, 185). El ritual de contacto que lo inicia todo, nos recuerda que “suceden muchísimas cosas en el tocar: una infinidad de otros [, otros mundos] son despertados” (Barad 2023, 29).

Más allá de la actual comprensión científica occidental de tales vinculaciones, los tonos existen. Su existencia nos pone frente a la constatación de una vulnerabilidad doble pero profundamente asimétrica. En menos de un año, la Costa Chica fue impactada por dos huracanes con nombre humano, “Otis” y “John”, cuyas secuelas demostraron las desigualdades estructurales y el racismo ambiental y necropolítico del Capitaloceno. Más de 270 mil personas humanas, la mayoría indígenas y afrodescendientes, fueron afectadas por John en septiembre de 2024 (Guillén 2024), y no tenemos cifras de los mundos más-que-humanos. El desbordamiento de los ríos y las bocanas inundaron casas, desgajaron cerros y destruyeron caminos. En busca de refugio, alimento y zonas más secas, decenas de cocodrilos hicieron presencia cerca de asentamientos humanos en playas y poblados. Otros tantos más se reportaron como “prófugos” de cocodrilarios que les mantenían en cautiverio (Hernández 2024). En las redes sociales se compartieron noticias de los avistamientos, de los reportes y de las capturas de lagartos cuyo destino no es del todo claro. Aunque en México el Crocodylus acutus está enlistado en la norma NOM-059-SEMARNAT-2010 bajo la categoría Pr (especie sujeta a protección especial), sigue siendo cazado para comerciar su piel, consumir su carne y en represalia por ataques a humanos y perros.

Como bestia fiera y temible, el cocodrilo no parece ser digno de mucha conmiseración. Su vulnerabilidad, sin duda, es mayor que la de su probable par tonal humano, cuyos congéneres son sus principales enemigos a temer (Tsing y Bubandt, 2022). En la Costa Chica, el tonalismo es un ejemplo de las vidas que han buscado la libertad “para maniobrar dentro de los mundos” que ellos mismos han contribuido a crear (Tsing 2023, 68). Mundos hoy frágiles y precarios en los que se comparten resistencias comunes también. Si es requisito sufrir en la propia carne lo funesto de la vida, ¿no lo será también procurar el gozo de ese destino enredado y compartido?

Referencias

Aguirre Beltrán, Gonzalo. 1958. Cuijla. Esbozo etnográfico de un pueblo negro. México: Fondo de Cultura Económica.

Añorve, Eduardo. 2011. Los hijos del Machomula. Chilpancingo. Edición del Autor.

Añorve, Eduardo. 2020. “Teoría actual del tono o animal entre los criollos de la Costa Chica”. Ruta Antropológica 11: 99–117.

García Berrum, Jorge. 2023. Lagartos y gatos monteses: nahualismo y relaciones interétnicas entre afrodescendientes y mixtecos de la Costa Chica de Oaxaca. Tesis de Licenciatura. México. UNAM.

Guillén, Beatriz. 2024. “El balance final del huracán 'John' en Guerrero: 270 000 afectados y 23 fallecidos”. El País, 4 de octubre de 2024.

Hernández, Enrique. 2024. “Siguen libres los cocodrilos que escaparon de cautiverio tras John”. El Sol de Acapulco, 6 de octubre de 2024.

Ingold, Tim. 2020. Antropología. ¿Por qué importa? Madrid. Alianza Editorial.

Martin, Nastassja. 2021. Creer en las fieras. Madrid: Errata Naturae.

Quecha, Citlali. 2020. “Dios me cuida a mí y a mi tono. Experiencias sobre diversidad religiosa entre niños afromexicanos”. Cadernos do Lepaarq 17, no. 33: 50–66.

Tsing, Anna. 2023. Ensamblajes multiespecie en el Antropoceno. Santiago: Mimesis.

Tsing, Anna, y Nils Bubandt. 2020. “Nadando con cocodrilos”. Orion Magazine, 5 de marzo de 2020.