Introducción: A la izquierda del poder

From the Series: A la izquierda del poder

(English translation below)

Esta colección de ensayos escritos por un grupo interdisciplinario de académicos especialistas en Colombia, reflexiona sobre la llegada al poder, por primera vez en la historia del país, de la izquierda democrática en Colombia. La victoria del Pacto Histórico, una coalición de movimientos feministas, campesinos, de base, indígenas y afrocolombianos, llevó al poder a Gustavo Petro, un militante de izquierda, y a Francia Márquez, una mujer negra y líder de movimientos por la justicia social y ambiental en el Pacífico colombiano. Esta victoria, en sí misma un contrapunto a décadas de violencia política y económica ininterrumpida, tiene lugar en medio de la implementación de los controversiales acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Al mismo tiempo, el presente político continúa siendo perseguido por la guerra, librada por dos partidos políticos dominantes y alimentada por grupos paramilitares y guerrilleros.

Como muestran los ensayos reunidos aquí, la llegada de una coalición política de izquierda al poder promete cambios estructurales en el modelo económico de Colombia, la "guerra contra las drogas", los regímenes de propiedad rural, el sistema educativo del país y la implementación del Acuerdo de Paz de 2016, entre otros. Y más allá del estado-nación, la elección de un gobierno de izquierda en Colombia promete reconfigurar los modelos tradicionales de proyectos políticos progresistas y radicales en las Américas.

Sin embargo, a pesar de la esperanza radical que se materializó para muchos con este giro hacia la izquierda, un año después de la posesión del gobierno del Pacto Histórico, las propuestas progresistas de reformas en salud, trabajo y pensiones han sido bloqueadas en el Congreso y ampliamente criticadas por los medios. Mientras buscan llevar a cabo múltiples transiciones: de la guerra a la paz, del extractivismo a la energía renovable, de la acumulación mediante desposesión a la redistribución justa, el primer año en el poder del Pacto Histórico también se ha visto marcado por acusaciones de corrupción, la implementación desigual de una política de "Paz Total", la aparición de nuevos grupos armados y la mutación de otros ya existentes. El gobierno se enfrenta a la corrupción que se propaga así como a la oposición burocrática arraigada al cambio progresista, reflejando dolorosamente un fenómeno global asociado a la desinformación producida por fuentes mediáticas dominantes. El asalto recurrente de las élites políticas y económicas al proyecto de izquierda sugiere que el poder no reside en la presidencia, sino en otro lugar. Sin embargo, la respuesta del Pacto Histórico a estos desafíos ha buscado mantener abiertas las discusiones y los debates populares, invitándonos una y otra vez a interrogarnos: ¿quién o quiénes detentan realmente el poder en Colombia?

Los ensayos de esta serie para Hot Spots, escritos en español y en inglés, reflejan, desde diversos sitios etnográficos y compromisos disciplinarios y epistemológicos, los futuros, las esperanzas, las interrupciones y las promesas del presente político sin precedentes de Colombia. Como escribe Laura Quintana en el ensayo de apertura, Petro y Márquez llegaron al poder movilizando ideas radicales y metáforas de una buena vida (vivir sabroso, o buen vivir), sin embargo, su gobierno se enfrenta primero al desafío de transformar una política de muerte profundamente arraigada en Colombia. De hecho, como señala Diana Gómez Correal a través de una lectura cuidadosa del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno Petro-Márquez, estas nuevas ideas de lo que significa vivir bien coexisten incómodamente con nociones normativas de desarrollo centradas en el crecimiento económico. Otras dimensiones de este entrelazamiento entre las políticas de vida y muerte se pueden apreciar en la exploración de Diana Pardo Pedraza sobre la vida cotidiana de soldados y rebeldes desmovilizados en un proyecto humanitario de desminado en la Colombia rural. En medio de la retórica esperanzadora del gobierno de Paz Total, hay una política "menor" de paz que nos invita a sintonizar con "lo que acecha entre los mundos actual y potencial." Esta "paz concreta" nos permite ir más allá de la paz en la "clave mayor" de la política nacional y adentrarnos en las formas ordinarias y cotidianas de construcción de la paz en el presente.

Los ensayos de Juan Pablo Vera Lugo y Daniela Mosquera Camacho abordan otro tema central de la agenda del nuevo gobierno: las complejas relaciones entre la conservación ambiental y el extractivismo en el contexto de la transición energética. En su ensayo sobre la reciente huelga de mineros artesanales en la región del Bajo Cauca, Vera Lugo explora cómo se alinean las políticas de conservación y extractivismo en Colombia para producir prácticas específicas de exclusión, confinamiento, acaparamiento de tierras y financiarización. De manera similar, Mosquera Camacho se basa en su trabajo de campo en Cesar para reflexionar sobre los desafíos y las paradojas de la democratización a través de la transición energética en un lugar profundamente estructurado por la minería y el agroindustrialismo.

El dossier no estaría completo sin hacer referencia a lo que se conoce en Colombia como la "cuestión de la tierra". Aquí, los ensayos de Meghan L. Morris, Julio Arias Vanegas y Gloria Pérez-Rivera abordan los "espectros" políticos, históricos y financieros que surgen ahora que la reforma agraria vuelve a estar en la agenda política. Morris analiza cómo, si bien la reforma agraria está "de vuelta" ahora que la izquierda está en el poder, la región de Urabá todavía parece perseguida por el genocidio político de la Unión Patriótica, el partido político de izquierda que acompañó los intentos populares de redistribución de tierras en el pasado. En su ensayo, Arias reflexiona sobre las tensiones que surgen entre los sujetos políticos que son ilegibles como sujetos de reforma agraria en Meta, específicamente los indígenas Sikuanis y los campesinos, al mismo tiempo que enfatiza las cualidades extrañas de habitar permanentemente el tiempo de espera para que el cambio llegue en medio de proyectos agroindustriales dirigidos por el estado. Por último, en esta triada de ensayos Pérez-Rivera nos ofrece su análisis sobre la reforma agraria basada en su etnografía sobre la relación entre el crédito agrícola, el despojo de tierras y su articulación con los instrumentos y las políticas financieras vigentes en Colombia.

Los siguientes dos ensayos de la serie reorientan nuestra atención hacia la cuestión de la violencia bajo el gobierno de izquierda, explorando los límites de la transformación de prácticas cotidianas y estructuras de vigilancia y militarización a través de reformas legales. Como escriben Álvaro José Escobar y Emma Shaw Crane reflexionando sobre la figura de la persona no normativa en términos de género y del insurgente guerrillero como "monstruos" del Estado, el poder policial trasciende el giro hacia la izquierda. A su turno, Amy Ritterbusch se basa en el trabajo de campo con mujeres trans conectadas a la vida en las calles en Bogotá para reflexionar sobre el militarismo y el machismo de cierto tipo de izquierda colombiana (representada aquí por Petro) y las múltiples formas en que esto convierte a mujeres negras como Francia Márquez en "notas al pie."

Cerrando este dossier, Alejandra Azuero-Quijano argumenta a favor de producir el pasado-venidero del gobierno de Petro-Márquez, incluyendo lo que será la historia futura de sus fracasos, a través de lo que ella conceptualiza como "ocupar la historia." Leídos en conjunto, los once ensayos seleccionados para esta serie hacen precisamente eso: ocupan la historia al abrazar plenamente el potencial de creación de un mundo del giro hacia la izquierda en Colombia, al tiempo que se mantienen comprometidos con el análisis crítico de las trayectorias paradójicas de su realización, aún en curso.

Introduction: Left of Power

This collection of essays, written by an interdisciplinary group of scholars of Colombia, reflects on the arrival to power, for the first time in history, of the democratic Left in Colombia. The victory of the Pácto Histórico (Historic Pact)​​—a coalition of feminist, peasant farmer, grassroots, Indigenous, and Afro-Colombian movements—brought Gustavo Petro, a former guerrilla militant, and Francia Márquez, a Black woman and leader of movements for social and environmental justice in the Colombian Pacific, to power. This victory, a counterpoint to decades of uninterrupted political and economic violence, unfolds in the wake of sixty years of armed conflict and contentious peace accords with the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC). At the same time, the political present remains haunted by a war waged by two dominant political parties and fueled by paramilitary and guerrilla groups.

As the essays gathered here show, the arrival of a left political coalition to power promises structural changes to Colombia’s economic model, the militarized “war on drugs,” rural property regimes, the country’s education system, and the implementation of the 2016 Peace Accord. Beyond the nation-state, the election of a left government in Colombia promises to remake traditional models for progressive and radical political projects in the Americas.

Despite the radical hope that, for many, materialized with this turn to the Left in Colombia, one year after the inauguration of the Pacto Histórico government, progressive proposals for health, labor, and pension reforms have been blocked in Congress and widely criticized. As they seek to deliver on multiple transitions—war to peace, extractivism to renewable energy, accumulation by dispossession to just redistribution—the Pacto Histórico’s first year in power has also been defined by accusations of corruption, the uneven implementation of a policy of Total Peace (Paz Total), the emergence of new armed groups, and the mutation of old armed groups. They have faced unabated clientelism, entrenched bureaucratic opposition to progressive change, and—in painful reflection of a global phenomenon—pugnacious disinformation from leading media sources. The recurrent assault of political and economic elites on the progressive project suggests that power does not reside in the presidency, but elsewhere. Yet the Pacto Histórico’s response to these challenges has sought to keep open popular discussions and debate, inviting us to interrogate, again and again: Who has the power in Colombia?

The essays in this Hot Spots series, written in Spanish and in English, reflect, from diverse ethnographic sites and disciplinary and epistemological commitments, on the futures, hopes, disruptions, and promises of Colombia’s unprecedented political present. As Laura Quintana writes in the opening essay, Petro and Márquez came to power by mobilizing radical ideas and metaphors of a good life (vivir sabroso, or buen vivir), yet their government first faces the challenge of eroding Colombia’s long-entrenched politics of death. Indeed, as Diana Gómez Correal points out through a careful reading of the Petro-Márquez National Development Plan, these new ideas of what it means to live well uneasily coexist with normative notions of development centered around economic growth. Other dimensions of this entanglement between the politics of life and death can be grasped in Diana Pardo Pedraza’s exploration of the everyday life of soldiers and demobilized rebels in a humanitarian demining project in rural Colombia. Amidst the government’s hopeful rhetoric of Total Peace, there is a “minor” politics of peace that invites us to attune to “what lurks between actual and potential worlds.” This “concrete peace,” allows us to see beyond peace in the “major key” of national politics and to look to the ordinary and everyday forms of peacemaking unfolding in the present.

The essays by Juan Pablo Vera Lugo and Daniela Mosquera-Camacho broach another central issue of the new government’s agenda; the intricate relations between environmental conservation and extractivism vis-à-vis the perils of energy transition. In his essay on the recent artisanal miners’ strike in the Lower Cauca region, Vera explores how conservation and extractive policies in Colombia align to produce specific practices of exclusion, confinement, land grabbing, and financialization. Similarly, Mosquera-Camacho draws on fieldwork in Cesar to reflect on the challenges and paradoxes of democratization through energy transition in a place profoundly structured by mining and agro-industrialism.

The dossier would not be complete without reference to what is known in Colombia as the “land question.” Here the essays by Meghan L. Morris, Julio Arias Vanegas, and Gloria Pérez-Rivera address the political, historical, and financial “specters” that arise now when agrarian reform is back on the political agenda. Morris analyzes how even though land reform is “back” now that the Left is in power, the region of Urabá remains haunted by the political genocide of the Unión Patriótica; the leftist political party that accompanied popular attempts at land redistribution in the past. In his essay, Arias reflects on the tensions that arise between political subjects who are differently legible as subjects of agrarian reform in Meta, specifically Indigenous Sikuanis and peasants, all while emphasizing the uncanny qualities of permanently inhabiting the time of waiting for change to come through state-led agro-industrial projects. Last in this triad of essays, Pérez-Rivera offers a cautionary tale for future agrarian reform based on her ethnographic study of the relation between agricultural credits and land dispossession through financial instruments in Colombia.

The next two essays in the series shift our attention towards the question of state violence under left rule, exploring the limits for transforming everyday practices and structures of policing and militarization through legal reform. As Alvaro José Escobar and Emma Shaw Crane write, reflecting on the figures of the gender-non-normative person and the guerrilla insurgent as “monsters” of the state, police power transcends the turn to the Left. Amy Ritterbusch draws on fieldwork with trans street-connected women in Bogotá to reflect on the militarism and machismo of a certain kind of Colombian Left (represented here by Petro) and the multiple ways this renders Black women like Márquez as “footnotes.”

Aptly closing this dossier, Alejandra Azuero-Quijano makes a case for producing the past-to-come of the Petro-Márquez government, including what will be the future history of its failures, through what she conceptualizes as “occupying history.” Read together, the eleven essays curated for this series do precisely that: they occupy history by fully embracing the world-making potential of Colombia’s left turn, all while remaining committed to the critical analysis of the paradoxical trajectories of its ongoing realization.