Más que un pez: negociaciones con la divinidad Mãe d’Água – Tralhoto

From the Series: Alterecologías

“Sociedad de animales”. Extraído de: Lévi-Strauss, Claude (1964) El pensamiento salvaje. México, Madrid: Fondo de Cultura Económica. Pp. 128-29. Ilustración: Gangel, Metz. Caricatures. Paris: Musée National des Arts et Traditions Populaires, Cat. N08 50-39-2583.

Según la ontología relacional de algunos pueblos amazónicos, la existencia de varias formas de vida en múltiples planos o dimensiones es resultado de las complejas interconexiones entre las subjetividades de diferentes seres, cada cual con su conciencia y su capacidad de agencia. En muchas sociedades y culturas prevalece un vínculo socio-cosmológico entre humanos, no humanos y sus entidades o potencias sobrenaturales. Sobre estas últimas, entre el sinfín de divinidades, espíritus y otra clase de fuerzas que intervienen decisivamente sobre las vidas y destinos de los seres humanos, hay agentes protectores que habitan en bosques, montañas, cuevas, cuerpos de agua… o en puntos concretos (umbrales) de la naturaleza, cosa que les permite habitar simultáneamente en diferentes estratos de lo posible.

Éstos son los llamados dueños y guardianes de los entes categorizados como organismos “no humanos”, léase animales, flora y hongos, pero también pueden ser guardianes de elementos “abióticos”, o del entorno natural en su conjunto (Fernández-Llamazares y Virtanen 2020; Costa Neto et al. 2023). Los guardianes actúan directa o indirectamente en la regulación de las acciones y actividades antrópicas, es decir, en última instancia, determinan la conducta del individuo y del grupo social: sancionan el deber ser y el deber hacer del buen cazador, pescador, recolector, agricultor, así como el ser un buen familiar, vecino, miembro de la comunidad, y el comportarse como una persona respetuosa con las demás formas de vida y espacios ecológicos.

El tralhoto es capaz de observar por encima y por debajo del agua. Fuente: Wikipedia.

El papel de dueño o guardián puede orientarse hacia la protección de un determinado elemento (recurso), actividad o lugar, y ese rol puede presentarse en una diversidad de formas, atributos y comportamientos. La corporeidad de los guardianes es múltiple y fluida: para hacerse visibles y manifestarse, pueden adoptar, por ejemplo, una forma corpórea humana, o partes de un cuerpo o del propio ente que cuidan y protegen; o incluso pueden adoptar la forma de otros organismos presentes en ese ambiente.

Es por esto que podemos decir que los “animales” con quienes nos relacionamos no siempre son seres exclusivos de “nuestro” plano físico. A veces esos bichos son ambiguos y habitan el umbral. Ese es el caso, por ejemplo, del pez tralhoto o quatro-olhos (Anableps anableps), que en Brasil detenta una doble condición de animal y avatar de la Mãe d’Água, divinidad arquetípica femenina protectora de los ríos, peces y de todo el ecosistema acuático.

Entre comunidades afrodescendientes en la isla de Marajó, ubicada en la desembocadura del río Amazonas, al pez tralhoto nunca se le considera alimento o motivo de usufructo, y siempre es tratado con el máximo respeto, debido a su posible condición de “pez encantado”. En la encantaria amazônica, las entidades proceden de diferentes orígenes, y su característica unitaria básica es que no murieron, sino que «se encantaron», es decir, desaparecieron atraídas por otros encantados; volviéndose invisibles y sin dejar rastro de sus cuerpos humanos. Por esta razón, los encantados no se conciben como espíritus. La actual creencia en los encantados es el resultado de una mezcla entre las concepciones y prácticas de las culturas indígenas y afro en contacto con la de los europeos (con especial influencia del catolicismo).

Según la forma en que se manifiestan y su intencionalidad, los encantados adoptan diferentes nombres. Para Maués y Villacorta (2001) existen tres posibles grupos. Aquí nos interesa el de los “animales del fondo del agua; bichos do fundo d’água”, que se presentan (y confunden) a los humanos al adoptar cuerpos de animales vinculados al medio acuático, como serpientes, caimanes, delfines rosados o peces, además de aparecer como sirenas/iaras o como la propia Mãe d’Água. Estos encantados son difíciles de distinguir de los animales reales y se cree que son peligrosos porque causan mal de ojo a las personas o bien las enferman por flechada de bicho, que provoca intenso dolor corporal, especialmente en la cabeza y en el pecho, causando fiebre y vómitos. Ante una flechada de bicho, sólo un(a) pajé (o chaman) puede llegar a curar dicha dolencia.

Para los habitantes de Marajó, este tralhoto-encantado es uno de los principales protectores del medioambiente, actuando en varias partes de los ríos y demás cuerpos de agua en su calidad de Mãe d’Água. Además, su peculiaridad anatómica (unos globos oculares grandes y saltones de disposición frontal) hace que pueda dividir sus ojos en la superficie del agua, vigilando simultáneamente por encima y por debajo de la superficie. A estos encantados no les gustan los ruidos, las palabras mal sonantes ni las cosas que dañen la naturaleza, y nunca se debe intentar jugar con ellos, precisamente porque pueden flechar a las personas; especialmente a los niños, que son más vulnerables. Las mujeres que están menstruando o embarazadas no deben estar cerca de ellos porque llaman su atención, pero curiosamente, si llegase a suceder la flechada, ésta se dirige a quien esté al lado de la mujer, no a ella, o a alguien que llegue más tarde al lugar. Siempre es bueno llevar un ajo al río para protegerse. Los pajés consiguen curar la flechada hasta el séptimo día, después ya es bastante probable que la persona muera. Como resulta difícil o imposible distinguir cuáles son los tralhotos-encantados del resto de tralhotos (no encantados), las personas acaban respetando y evitando a todos los especímenes por igual (Nascimento 2020).

El tralhoto-encantado castiga con una flechada a quienes no respeten ni conserven el medioambiente. Este pez que es “más-que-un-pez” sanciona así el buen hacer en relación con el ambiente acuático, pero dada su capacidad de desdoblar la mirada en dos dimensiones, también monitoriza las relaciones sociales, espirituales, psicológicas, y la salud de los muchos seres que habitan la naturaleza. En general, la doble mirada del tralhoto sirve para modular y cuidar tanto el mundo acuático como las ecologías que se encuentran por encima y alrededor de los cuerpos de agua.


Referencias

Costa-Neto, Eraldo M., Dídac Santos-Fita, Leonardo Matheus Pereira Aguiar. 2023. “Curupira e Caipora: o papel dos seres elementais como guardiões da Natureza”. Boletim do Museu Paraense Emílio Goeldi. Ciências Humanas 18, no. 1: e20210095.

Fernández-Llamazares, A., and Pirjo Kristiina Virtanen. 2020. “Game Masters and Amazonian Indigenous Views on Sustainability.Current Opinion in Environmental Sustainability 43: 21–27.

Maués, Raymundo H., y Gisela Macambira Villacorta. 2001. “Pajelança e encantaria amazônica.” En Encantaria brasileira. O libro dos mestres, caboclos e encantados, editado por Reginaldo Prandi, 12–58. Rio de Janeiro: Pallas Editora.

Nascimento, Anael Souza. 2020. Da natureza à mesa: a pesca artesanal na vida e alimentação dos quilombolas da Comunidade de Mangueiras (Ilha do Marajó - Pará). Dissertação de mestrado. Instituto Amazónico de Agriculturas Familiares, Universidade Federal do Para; Belém, Pará.